El envejecimiento es un proceso natural asociado con cambios no solo biológicos, fisiológicos o funcionales, también encontramos cambios ambientales, psicológicos, conductuales y sociales que influyen también de algún modo o intensidad en este proceso de cambios.
Algunos cambios relacionados con la edad son benignos, como el pelo canoso, las arrugas. .... Otros provocan una disminución de la función de los sentidos y del desempeño de las actividades habituales; otros, en una mayor predisposición a enfermar , fragilidad o discapacidad. De hecho, el envejecimiento es el principal factor de riesgo para una serie de enfermedades crónicas, la resolución de la recuperación y/o de la reparación.
No hay una vía única para entender el envejecimiento por lo que la mejor eficacia para abordarlo pasa por identificar e investigar las interacciones entre factores fisiológicos, genéticos, ambientales, estilo de vida, conductuales y sociales, así como la influencia de cada uno de ellos desde el inicio hasta en toda la progresión de la enfermedad o deterioro asociado a la edad.
El envejecimiento es el principal factor de riesgo de cáncer, enfermedades cardiovasculares, diabetes y trastornos neurodegenerativos. Aún estamos lejos de comprender y aglutinar todas las bases del envejecimiento, si bien es la investigación biológica la que sugiere mejorar muchas patologías relacionadas con la edad. La senescencia es una respuesta alternativa a la muerte celular programada, vital para suprimir la formación de células cancerosas.
La senescencia es el factor determinante del envejecimiento. La erosión de los telómeros, la alteración epigenética, el daño del ADN y la disfunción mitocondrial son los principales impulsores del daño en el envejecimiento. La senescencia a su vez también impulsa el agotamiento de las células madre y la inflamación crónica. Otras respuestas como la reducción de la biodisponibilidad de nutrientes de la dieta, también se vincula con la respuesta de senescencia.
Las exitosas investigaciones iniciadas en Japón y Corea del Sur sobre las propiedades terapéuticas en distintos ámbitos del extracto de ajo negro (AGE - Aged Garlic Extract) contribuyeron a incrementar el número de investigaciones sobre los distintos activos resultantes de su proceso y tiempo de obtención.
En el campo de la protección de las manifestaciones y enfermedades asociadas al envejecimiento, el extracto de ajo negro aporta una extensa variedad de activos nutricionales que han ido apareciendo en su proceso cuyo campo de acción y seguridad supera a cualquier otro elemento natural conocido.
La actividad de sus organoazufrados, enzimas, fenoles y minerales ejercen un efecto diana en las principales áreas de actuación del envejecimiento humano.
Desde la INMUNOMODULACIÓN, pasando por sus altos efectos ANTIOXIDANTES y ANTIINFLAMATORIOS, NEUROPROTECTORES, CARDIOPROTECTORES e HIPOTENSIVOS y la cada vez con más evidencias publicadas de su acción ANTITUMORAL, contribuyen a que el extracto fluido del ajo negro sea unos de los mejores aliados para la protección y recuperación de personas mayores, obteniéndose efectos asociados como los incrementos de la ENERGÍA y gestión del ESTRÉS psicoemocional y ambiental.
Advertencia: Las afirmaciones recogidas en dicho texto están avaladas por publicaciones científicas en diferentes estudios. La legalidad obliga a declarar que los productos a base de extracto de ajo negro fermentado no están destinados a tratar, curar o prevenir ninguna enfermedad.
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